viernes, 30 de mayo de 2025

La oscuridad no siempre grita.



¿No te pasa que tienes pensamientos intrusivos, un poco locos?

Lo trágico es cuando eso cruza el límite y se convierte en acción. 

Como en muchas historias.

Por eso, he traído Crimen y Castigo. Porque hay libros que no solo se leen; te miran de vuelta.

 Al observar y detallar un poco la imagen, me pregunto, ¿Qué emociones te trasmite?
Déjame adivinar...

¿Un poco de incomodidad, odio, pena, lástima, compasión, desprecio, bestialidad? O en cierto grado... ¿atracción?

Dirás, ¿¡ATRACCIÓN!? ¿cómo se puede sentir atracción hacia un homicidio?
Pues verás.. 

No es gracias a la escena, ni hacia el dolor. Sino a esa temible oscuridad que todos llevamos dentro. La que solemos silenciar con costumbres, religiones o incluso reglas morales y éticas. Pero Dostoyevski, atraviesa ese limite, aventurándose más allá de la conciencia.
¿Hasta dónde somos capaces de llegar con una idea? ¿Hasta qué punto podemos justificar el pensamiento cuando se convierte en acción?
 
Lo que en realidad vemos en la imagen es un hombre: Raskólnikov. Un hombre que no solo  levanta el hacha, sino que está poniendo a prueba una teoría. Y eso sí que es aterrador.
No es un monstruo, es un hombre inteligente, con juicio. Que cree -realmente cree- que puede matar para beneficiar a la humanidad.

¿O está loco?

Investigando un poco sobre el tema, (si lo consideramos así) podemos clasificarlo, según la ciencia, dentro de los trastornos mentales o psiquiátricos. Aunque también puede entenderse en la psicología como una forma de rebelión: una respuesta extrema al sufrimiento, o incluso a un trauma.

Por eso es esencial preguntarse, como Él mismo se pregunta:

"¿Es la enfermedad la que da origen al crimen, o es el crimen, debido a alguna particularidad de su naturaleza, el que siempre va acompañado de alguna enfermedad?"

Si nos detenemos otra vez en la primera imagen, notamos algo inquietante:
el hacha no solo apunta a la víctima… también apunta al agresor.

Y es inevitable recordar esas escenas posteriores, donde Raskólnikov aparece frágil, descuidado, con fiebre, vómitos, náuseas.

¿Acaso el crimen lo ha afectado tanto que su propio cuerpo comienza a hablar?

Porque, a diferencia de lo que muchos creen, la culpa no siempre se manifiesta con llanto o remordimiento directo.
A veces se filtra silenciosamente: en la mirada perdida, en la falta de apetito, en el cuerpo que se descompone como si ya no pudiera sostener el peso de lo hecho.

Claro, pueden haber generalidades.

Pero en el caso de Raskólnikov —un hombre intelectual, sin enfermedad aparente— lo suyo roza la obsesión. Una necesidad de poner a prueba una teoría...(De eso hablaremos en otra publicación).

Y tanto fue su castigo, que más allá de lo legal o lo social, su propia conciencia se vuelve su enemigo.

Dostoyevski no necesita decirlo con palabras.
Lo muestra. Nos deja ver a un hombre que se desmorona. No por miedo a ser atrapado...Sino porque ya fue atrapado por sí mismo.





miércoles, 28 de mayo de 2025

Límites

El arte de poner límites sin culpa.




Vivimos en una sociedad que nos enseña a complacer, a decir "sí" aunque por dentro gritemos "no", y a priorizar las necesidades ajenas antes que las nuestras. En medio de este caos emocional, aparece un libro con un título provocador y directo: "Cómo mandar a la mierda de forma educada" de Alba Cardalba.

Este libro no es una invitación al insulto ni a la falta de respeto. Al contrario, es un manual práctico sobre asertividad, autoestima y liberación emocional. Es una guía para aprender a protegernos de personas tóxicas, situaciones desgastantes y compromisos que nos hacen daño.

Cómo mandar a la mierda plantea algo que muchos necesitamos escuchar: tenemos derecho a decir "basta" sin sentirnos culpables.
 A través de ejemplos sencillos, anécdotas y reflexiones cotidianas, el autor nos enseña a:

Reconocer a las personas que drenan nuestra energía (familiares, amigos, parejas, jefes...).

~Identificar patrones de dependencia emocional.

~Desactivar la culpa que nos impide poner límites.

~Recuperar el control sobre nuestra vida emocional.

No se trata de vivir con rabia ni de aislarse, sino de elegir con quién compartimos nuestra energía. Mandar "a la mierda" no significa odiar, sino soltar lo que ya no suma.

 Mis frases favoritas del libro

"Mandar a la mierda no es insultar, es salvarte."

"Las personas que te quieren de verdad no te manipulan ni te culpan por poner límites."

"Aprender a soltar también es una forma de crecer."

Leer Cómo mandar a la mierda de forma educada es como una cachetada emocional con cariño. Te sacude, te hace pensar y, sobre todo, te da permiso para priorizarte. No es un libro de autoayuda más; es un grito de libertad.



lunes, 26 de mayo de 2025

Desconexión.

El sol y sus flores
-Rupi Kaur.




Sigo sin encontrar las palabras adecuadas para empezar, aún no encuentro cómo expresar lo que quiero, sin incluirme en lo que escribo, sin entregarme por completo a ellas, a esas mujeres que han sentido tanto como yo. Quizás porque estas no son solo letras, son historia, que se han convertido en un refugio.

Entre tantos casos, entre miles de desastres interiores que nos consumen y nos arraigan a la temida soledad. Una soledad que, sin habernos dado cuenta, ha sido tan necesaria que no supimos entenderla hasta ahora. Cada día son situaciones diversas, donde las emociones carecen de nombre, los vacíos no tienen estructuras fijas y nuestros miedos están al borde de toda normalidad. En ese lugar incierto, nuestra manera de encontrarnos se vuelve cada vez más difusa, como si la mente se desconectara del cuerpo. Los pensamientos no razonaran, solo acontecieran con tanta fuerza que causaran dolor...

Y entonces aparece el silencio y sale a flote, el cual hace estremecer, abarcando todo y a la vez, quizás nada. En él encuentro la más íntima relación que existe y quién deja en descubierto una simple verdad inevitable:

"La manera en que hablas de ti misma y la manera en que te degradas y te vuelves pequeña es abuso" 
-Rupi Kaur.



Sin embargo, hay tanto ruido dentro de ese silencio, y tanta soledad que clama susurrando: "busca encontrarte de todas las maneras posibles, y amarte". Amarte tanto que solo sepas hacer eso, incluso cuando no lo crees posible. No busques construir en otro lugar que no sea en ese precioso mundo que eres tú, luchando para sobrevivir y para no soltarte... para así, finalmente, poder estar de tu lado.

Una de las mujeres que ha marcado no solo libros, sino verdades, Es Rupi  Kaur. Que, a pesar de todo, al elegir ser vulnerable y por ello, poderosa, a plasmado confidencias que son mucho más que arte: son amparo y fortaleza. En su libro, El sol y sus flores retrata el caos, la esperanza, el duelo, el amor, y el proceso que nos transforma. Que nos recuerda que somos únicas, inquebrantables y aún así dulcemente tiernas. 

Y después de todas las comparaciones, frustraciones, la soledad, preguntas sin respuestas... todo lo que nos queda es hallar esas piezas y unirlas con tanta crudeza que nos permita reconocer que somos suficientes. Que somos un hogar.






sábado, 24 de mayo de 2025

La pérdida.

 

El hombre que confundió a su mujer con un sombrero.
 

Si hablamos de universos, la mente estaría conformada por un gran cúmulo de galaxias y estrellas. Quizás y solo tal vez, podamos decir que tiene su propio mundo que es capaz de controlar y ejercer  fuerzas invisibles, de manipular la realidad a su antojo y de hacernos creer que algo es... cuando en realidad no lo es. 

Te preguntaras: ¿es realmente asombroso o catastrófico? Podrías así mismo decir que tiene un poco de ambas. Pero si aun no te decides, detrás de cada misterio de este mundo encontramos siempre a alguien que decide explorarlo. En este caso será Oliver Sacks con su libro "El hombre que confundió a su mujer con un sombrero"  que nos relata varios ejemplos de historias reales que parecen ficción.

La primera parte llamada PERDIDA nos hace ver que a causa de los daños neurológicos pueden haber perdidas en funciones esenciales de la identidad. A continuación dos casos y algunas reflexiones.

El Dr.P sufre de agnosia visual que le impide reconocer rostros ni objetos familiares, "No era capaz de ver la totalidad, solo veía detalles, rasgos aislados..."dice Sacks. No les daba un significado emocional o funcional. Lo que podemos deducir es que actuaba como una máquina. 

No cabe duda que las personas en su conjunto no solo somos mecanizadas para actuar. Somos también seres que sienten y valorar. Y así como el Dr.P no era consciente de su necesidad, nosotros muchas veces tampoco lo somos. Solo vivimos, sin detenernos a entender lo que percibimos.


Otro caso que encontramos es:

Los pacientes de una institución al oír al presidente dar un discurso se ríen aunque no entienden las palabras, captan el tono y comprenden que los gestos que hacen no coinciden con el contenido de su discurso. Lo que podemos deducir es que el tono emocional y corporal pueden comunicar mucho más que las palabras. Y he ahí, donde la AFASIA Y AGNOSIA MUSICAL de estos pacientes entra en juego.

Si el lector me lo permite, tal vez nosotros los que creemos que no hemos perdido aparentemente somos los que muchas veces menos consientes somos que la expresión de las palabras es la que dice la verdad. Y pocos son lo que entienden lo manipulador que puede llegar a ser un discurso que dice muchas cosas, pero que a la vez es vacío.

Y no, a lo mejor la mente no es tan catastrófica como lo solemos pensar. Quizás solo quiere mostrarnos de lo que somos capaces incluso sin  haber tenido una perdida evidente. Solo espero que haya un impulso en enfocarnos mas allá de lo que vemos a primera vista, en sentir, percibir, entender, y sobre todo, en ser consientes.


Nota final.

Después de analizar lo anterior y para aclarar. No se busca comparar directamente estas experiencias ni restarles profundidad. La intención es mirarnos a través de esos espejos y preguntarnos si, incluso sin haber sufrido una perdida evidente hay cosas que hemos dejado de percibir, de sentir o de comprender del todo.











jueves, 22 de mayo de 2025

Humildad complaciente

Entre frases escritas de autoras encantadoras, Jane Austen no se queda atrás. Con su libro Orgullo y Prejuicio hizo las más dignas de admirar, con críticas susceptibles a ser debatidas.

Entre muchos de sus pensamientos no me quiero imaginar que tan persuasiva era respecto a su entorno, que tantos cuestionamientos se llevó acabo, y con qué profundidad logró expresar ideas tan sutiles a través de sus palabras.

Es difícil elegir entre todas ellas, la verdad. Pero aún me intriga una frase en particular que me llevó a pensar, con una incomodidad enmascarada, de manera fortuita, casi por accidente, durante días y -algunos años después- lo siguiente...

Que hipócritas somos.

Fin.

Ilustración tomada de: menteasombrosa

Mentira, aún no termino. Pero si, en resumen es eso.

 Mi amigo Darcy uno de los protagonistas del libro (alguien que por muy orgulloso que sea, su sinceridad brusca desvela muchas verdades del interior). Puso en duda, algo que nunca había tenido en mente y es el hecho de aparentar nuestra humildad. Me refiero principalmente a lo que decimos, según nuestras capacidades.

¿Qué tan a menudo oímos comentarios que parecen modestos pero que en realidad contienen una forma encubierta de superioridad?

Imaginémonos que cierto día entregan la nota de los exámenes. Un chico dice, bastante indiferente:
-Que bueno que gané el examen... y eso que ni siquiera estudié.
                                                                        

Darcy, sin dudarlo, le habría dicho:
"Es una forma indirecta de vanagloriarse; porque tú, en realidad, estas orgulloso de tus defectos, puesto que los atribuyes a tu rapidez de pensamiento y a un descuido en la ejecución, cosa que consideras, si no muy estimable, al menos muy interesante"

¿Acaso no causa un poco de incomodidad pensar en que esto podría ser cierto? y mas aún si esa persona, la mayoría del tiempo lanza comentarios de ese mismo estilo. 

Es algo debatible, si. Pero desde lo personal, no cabe duda que muchas veces hemos adoptado, con o sin intención, una humildad complaciente. Una forma de humildad que nos hace resaltar, y que busca indirectamente -reflejar que a pesar de todo, lo logramos. Que incluso, sin esfuerzo,  alcanzamos a brillar.

 Se ven reflejados nuestros sentimientos en las palabras, y como una forma de evadir elogios o de buscar atención se nos atribuye a algo tan descaradamente como lo es la modestia, que no es mas qué una manera de orgullo, y de querer sobresalir sobre el resto; restando características que quizás serían pertinentes, pero que a pesar de no tenerlas, estamos creando una imagen que nos resulta socialmente aceptable. 

Son las ansias de vanidad y aceptación a las que estamos expuestos a caer en dichas circunstancias; ya está en nuestras manos aceptar nuestras virtudes y defectos sin máscaras, sin restarles importancia y sin apagar, de algún modo u otro, nuestras capacidades.

martes, 20 de mayo de 2025

Encontrarnos.


"Ojos de perro azul" — Lo escribí por todas partes, y aún así, no me recordabas. 
-Gabriel García Márquez. 

Me temo que recordar a este autor, en mis dilemas, es un asunto serio. Debe ser porque me ha marcado de una gran manera el no poder recordar, y el sentimiento tan persistente de olvido y de esperanza me invade cada vez que lo traigo a memoria.  Los libros y yo, además de ser una unión, en algo teníamos que parecernos, y en este caso sería sentir tanto...y trasmitirlo.

Recuerdo que cuando encontré Ojos de perro azul, no entendía cual era el chiste, buscaba mas páginas que continuaran la historia, una explicación, alguna continuación. Me enfadé un poco con el autor. Y si, tengo un amor-odio con los finales sin fin. 

Por eso, aquí mis emociones al leerte. Al leerlos. 


A ellos dos.


Para ella, -en ambos mundos- él era el amor de su vida

Para él...que en la realidad, nunca logró recordarla. 

Ella, desesperada por encontrarlo.

Él, solo.
 
Ojos de perro azul, son las palabras silenciosas, abrumadoras, de un amor imposible. De miradas inquietantes, de frustraciones, de deseos no cumplidos.  

"Eres el único hombre que, al despertar, no recuerda nada de lo que ha soñado", le dice. Te he buscado en todos lados, y no me encuentras. He escrito tu frase en cada rincón y aun así, no existo para ti. 

Ilustración tomada de: El Buen Librero

En todo este tiempo...

Mi última ilusión es que esos Ojos de perro azul, sean mirados y recordados algún día, para poder, por fin,
Encontrarnos

domingo, 18 de mayo de 2025

Excesos.

 ...

Segunda parte del libro: "El hombre que confundió a su mujer con un sombrero".

He estado buscando sinónimos de enfermedad y me han aparecido varios. Todos con un detalle que caracteriza lo qué es y cómo nos afecta estar enfermos. Imaginándome un conjunto de todas ellas, me he quedado con la palabra malestar. Si, malestar. ¿Fácil, no?...

 Pues no. Eso creí hasta que la segunda parte del libro me hablo y me dijo¡¡ ERROR!!, no todo es tan simple como crees. Fue ahí donde lo entendí. Y claro, es un tanto complejo de concluir algo tan apresuradamente como decir que la gallina fue primero que el huevo. Por eso de ello hablaremos mas adelante (no de la gallina, sino de la enfermedad). ¿Okey?

Excesos es, si se puede decir así, una contradicción a todo lo que llevo y llevamos(si lo consideras) acostumbrados a pensar.

La enfermedad de cupido.

Natasha K., es una mujer de 90 años que tras haber padecido sífilis en su juventud, comienza a tener una notable trasformación en su estado de ánimo. Se sentía con mucha más alegría, vitalidad y entusiasmo, incluso decía que empezó a interesarse por los hombres jóvenes otra vez.

Un estado de euforia y bienestar que se creía que era un signo de recuperación o mejora de la enfermedad. Pero he ahí la cuestión. ¡NO!, no era bienestar; era esa ilusión, truco de la paradoja de la enfermedad. Ya que su cerebro estaba siendo afectado negativamente.

Si ves, como ciertas enfermedades neurológicas pueden engañar a la paciente, presentándose como mejoras en su estado cuando en realidad son síntomas de un proceso patológico complejo. En el caso de Natasha K., tenia una manifestación de la sífilis terciaria, que es la fase final de esta enfermedad y que afecta al sistema nervioso central, del cual se podían explicar los síntomas del "bienestar" que presentaba. 
 
-A continuación una frase de Sacks.


Y mas claro no pudo quedar. El cerebro humano es tan asombrosamente catastrófico, y lo diré una y mil veces. Es tan complejo, y es tan mío, que da miedo. 
Como la enfermedad puede traer momentos de lucidez, creatividad o plenitud que nos dejan:

-Un poco loco...

-Un poco asombroso...

-Y por ello no deja de ser menos preocupante...







 




 



Mientras hay vida, hay esperanza.

Hay frases que se clavan suavemente, como una semilla que germina con el tiempo. En La teoría del todo , Stephen Hawking lanza una de esas v...